La agonía de Jesús en Getsemaní, una llamada al alma fiel


Jesús, en su infinita ternura, ha dejado promesas para quienes veneren y difundan esta devoción.

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En una noche envuelta en silencio y misterio, Jesús enfrentó una de las pruebas más profundas de su misión redentora: su agonía en el Huerto de los Olivos. Allí, en Getsemaní, el Hijo de Dios sintió el peso abrumador del pecado de la humanidad y, aún temblando de angustia, eligió entregarse plenamente al plan del Padre. A través de su sufrimiento, nos dejó un testimonio imborrable de obediencia, amor y entrega total.

La devoción a esta escena sagrada no solo nos invita a meditar, sino a acompañar espiritualmente a Cristo en su soledad, a ofrecerle consuelo desde lo íntimo del corazón. En la oración dirigida al Jesús Agonizante, los fieles encuentran una vía profunda de comunión con el Señor, al recordar diariamente su sacrificio interior, su sudor de sangre, sus lágrimas y su voluntad inquebrantable de redención.

Oración a Jesús Agonizante en el Huerto de los Olivos

Oh Jesús, por la abundancia de tu amor, y para vencer nuestra dureza de corazón, derramas torrentes de tus gracias sobre aquellos que reflexionan en tu Sacratisimo Dolor en el Huerto de Getsemaní, y que difunden la devoción a ti. Te ruego que muevas mi alma y mi corazón a pensar a menudo, al menos una vez al día, en tu amarguísima agonía en el Huerto de Getsemaní, para comunicarme contigo y unirme a ti lo más estrechamente posible.

Oh Jesús bendito, tú, que llevaste la inmensa carga de nuestros pecados aquella noche, y los expiaste plenamente;

concédeme el don perfectísimo de un completo amor arrepentido por mis numerosos pecados, por los que sudaste sangre.

Oh bendito Jesús, por tu lucha tan amarga en el Huerto de Getsemani, concédeme la victoria final sobre todas las tentaciones, especialmente sobre aquellas a las que estoy más sujeto.

Oh Jesús sufriente, por tus agonías inescrutables e indescriptibles, durante aquella noche de traición, y por tus angustias más amargas, iluminame, para que pueda reconocer y cumplir tu voluntad; concédeme que pueda reflexionar continuamente sobre tu lucha desgarradora y sobre cómo saliste victorioso, para cumplir, no tu voluntad, sino la voluntad de tu Padre.

Bendito seas, oh Jesús, por todos tus suspiros en aquella noche santa, y por las lágrimas que derramaste por nosotros.

Bendito seas, oh Jesús, por tu sudor de sangre y la terrible agonía, que sufriste amorosamente en el más frío abandono y en inescrutable soledad. Bendito seas, oh dulcísimo Jesús, lleno de inconmensurable amargura, por la oración que brotó en temblorosa agonía de tu Corazón, tan verdaderamente humano y divino.

Padre Eterno, te ofrezco todas las misas pasadas, presentes y futuras junto con la sangre de Cristo derramada en agonía en el Huerto de los Dolores de Getsemaní. Santísima Trinidad, haz que se difunda por todo el mundo el conocimiento, y con ello el amor, de la agonía de Jesús en el Monte de los Olivos.

Haz, oh Jesús, que todos los que te miran con amor en la cruz, recuerden también tu inmenso sufrimiento en el Monte de los Olivos, que sigan tu ejemplo, aprendan a orar devotamente y a luchar victoriosamente, para que, un, puedan glorificarte eternamente en el cielo. Amén.

Esta oración nos invita no solo a contemplar, sino también a acompañar a nuestro Señor en su soledad, a ofrecerle consuelo con nuestra presencia espiritual, y a aprender a luchar con Él y como Él, en nuestras propias agonías y tentaciones.

Jesús, en su infinita ternura, ha dejado promesas para quienes veneren y difundan esta devoción. 

A quienes recuerden con amor su agonía diaria, promete perdón y salvación en la hora final. A los que ofrezcan misas en su honor, les concede un arrepentimiento sincero y eterno. Y a los que compartan esta devoción, les promete victoria sobre las tentaciones, poder para liberar almas del purgatorio y la fuerza para cumplir la voluntad divina. En estos dones, el Señor manifiesta su anhelo de que su sufrimiento sea contemplado, amado y compartido como fuente de transformación interior.