Conoce a la primera maestra de kinder con síndrome de Down
Noelia hizo frente a los prejuicios que rodean el síndrome de Down y logró conseguir un puesto como maestra en una guardería.
Otros países del mundo tienen historias de profesores con síndrome de Down, pero el caso de Noelia Garella es el primer caso procedente de la América Latina.
La historia de Noelia Garella comienza cuando ella misma era una niña pequeña y estaba en la guardería en Argentina. Desde pequeña, Noelia padecía síndrome de Down, una enfermedad genética causada por la presencia de un cromosoma adicional que afecta en mayor o menor grado la capacidad cognitiva de una persona.
Es una deficiencia bastante bien conocida y reconocida, ya que da un aspecto reconocible a la persona. En un momento de su vida, Noelia fue rechazada de la guardería y fue llamada “monstruo” por el director de aquella escuela. Ahora la mujer tiene 31 años y tiene una clase por su propia cuenta.
Noelia hizo frente a los prejuicios que rodean el síndrome de Down y logró conseguir un puesto como maestra en una guardería. Es la primera persona en conseguirlo en Argentina y es una de las pocas en todo el mundo. El caso de Noelia fue un gran salto para la humanidad, ya que hizo hacer frente a toda una escuela a un tema tabú hasta aquel entonces: ¿Es posible que una persona con deficiencias cognitivas esté al cargo de una clase de niños? La respuesta te la darán las fotografías seguramente.
Los niños no tienen ningún problema con la discapacidad de su maestra y eso demuestra muchas cosas, ¿no crees? Cuando están en clase, todos los niños, que tienen dos y tres años, se sientan en círculo al lado de ella para mirarla y escuchar las historias que les va a leer, al mismo tiempo que imita un tiburón con dientes afilados. “Adoro este trabajo. Desde que era una niña pequeña quise ser una maestra. Me encanta estar con los niños.”, comenta Noelia, “Quiero que aprendan a leer y a escuchar porque la sociedad necesita personas que saben escucharse las unas a las otras”. Palabras muy sabias, ¿verdad? La determinación de la muchacha inspiró a una escuela situada en la parte norte de la ciudad de Córdoba a contratarla y confiarle una clase.
No es de extrañar que la decisión de la escuela despertó controversias. Un grupo de personas que se titulaba a sí mismas “en posición de la responsabilidad” juzgaron que la mujer no puede dar clases debido a su condición de salud, reveló Alejandra Senestrari, antigua directora de la escuela que contrató a Noelia.
Por suerte, los padres de los niños, otros profesores e incluso el presidente de la ciudad intervinieron en el asunto. Decidieron que no había ninguna razón por la que Noelia no pudiera realizar su oficio de profesora de guardería. “Con el paso del tiempo incluso los que se oponían al principio se unieron a la iniciativa de contratar a Noelia como profesora”, comentó Senestrari, “muy pronto nos dimos cuenta que tiene un don nato para ello. Da a los niños de guardería lo que más necesitan, o sea amor”.
Otros países del mundo tienen historias de profesores con síndrome de Down, pero el caso de Noelia Garella es el primer caso procedente de la América Latina. En el pasado, se dio una gran polémica y controversia en los países de este continente sobre si una persona con síndrome de Down podía ser tutor y trabajar con niños pequeños. La historia de Noelia ha convencido a muchos profesores de que es posible. “Ha sido una experiencia única para todos”, comenta Susana Zerdan, actual directora de la guardería. “La facilidad con la que los niños la han aceptado e incorporado a la escuela es una lección de vida para todos nosotros”.
Noelia empezó a trabajar en el sistema de educación pública en el año 2012 como asistente para las clases de lectura. “Siempre me he llevado bien con los niños. Sus padres me quieren y los demás tutores y directores aquí son increíbles”, comenta Noelia “Ahora tengo en clase un chico con síndrome de Down. Es maravilloso. Es un encanto ver que más personas como yo nacen”.
Por lo común, el síndrome de Down afecta las capacidades de desarrollo físicas y cognitivas de una persona. Sin embargo, en el caso de Noelia no ha disminuído ni por un pelo su optimismo y su pasión por la enseñanza de los niños más pequeños. Su madre, Mercedes Cabrera, todavía tiene lágrimas en los ojos cuando recuerda la historia de su hija y un director que no la admitió a la guardería cuando esta tenía unos años, diciendo que en aquel lugar “no admiten monstruos”. Sin embargo, Noelia sonríe a ese recuerdo y dice: “Aquella persona es como una historia que les leo a mis alumnos. Es un monstruo que no comprende nada y lo hace todo mal. Yo soy el monstruo alegre”.
Las únicas palabras con las que podemos terminar la presente historia son en realidad una recopilación de lo que ya ha mencionado uno de los personajes del presente artículo. “La facilidad con la que los niños la han aceptado e incorporado a la escuela es una lección de vida para todos nosotros”. A lo mejor, antes de juzgar y ver a una persona por el prisma de su estado de salud (sea cual sea), empecemos por mirar a la persona en sí, a sus capacidades y predisposiciones. A lo mejor, pero sólo a lo mejor, debajo de la capa de los prejuicios se encuentra una persona capaz de cambiar el mundo para mejor.