El amor nos enferma mentalmente


Solo los seres humanos hacemos el amor dándonos la cara.

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El tema del amor ha sido abordado por psicólogos, por filósofos y poetas a lo largo de la historia del hombre. Es difícil definir el amor.

Platón deja claro que el amor «es una enfermedad mental grave». En cambio, Oscar Wilde dijo que «cuando uno está enamorado empieza engañándose a sí mismo y termina engañando a los demás. Esto es lo que el mundo llama “amor romántico” ».

Y Charles Baudelaire aseguraba en sus “Cohetes” (1851) lo siguiente:

“…el amor se parece mucho a la tortura o a una operación quirúrgica. Aunque los dos amantes estén muy prendados y muy plenos de deseos recíprocos, uno de los dos estará siempre más sereno, o menos poseído que el otro. Éste o ésta es el cirujano o el verdugo; el otro es el sujeto, la víctima. ¡Juego horroroso en el cual es necesario que uno de los jugadores pierda el control de sí! Yo digo: el deleite singular y supremo del amor reside en la certidumbre de hacer el mal”.

Para los ilustres artistas, es necesario aunque sea un poquito de sufrimiento, ya que gracias al sufrimiento que genera el desamor, se producen más y mejores materiales para la concepción del arte.

«Un mundo nace cuando dos se besan», decía el poeta Octavio Paz.
El beso es el modo de ofrecer algo del propio cuerpo y tomar algo del otro. Es una invitación a la unidad en el tiempo, a compartir sólo un momento o, quizás, y con un poco de suerte, hasta la vida entera.

Solo los seres humanos hacemos el amor dándonos la cara, mirándonos el alma con la intención de hacer evaporar el espíritu. Nunca un ritual tan animal ha sido un protocolo tan humano.

 El acto del amor resulta una barbaridad hipócrita para muchos, pero para otros es simplemente el secreto de la permanencia en esta vida, reduciéndolo al verdadero encuentro con el mundo.

Amar es admitir nuestras propias carencias y, estrictamente, ofrecer lo que se tiene sin pretensiones egoístas.