Refugiados africanos que no pueden pagar son vendidos a traficantes de órganos


Una de cada 122 personas en el mundo pueda ser considerada víctima de desplazamiento forzoso, según la ONU.

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«A veces los inmigrantes no tienen dinero para pagar el viaje que han hecho por tierra ni tampoco tienen a nadie a quien dirigirse para pagar el viaje por el mar. Me han contado que entonces estas personas son entregadas a unos egipcios que les matan para quitarles los órganos y venderlos en Egipto por unos 15 mil euros. Estos egipcios tienen equipamiento médico para extirparles los órganos y transportarlos en bolsas térmicas».

Este es el testimonio de Nuredin Atta Wehabrebi, un traficante de personas arrepentido y sentenciado a cinco años por un tribunal italiano, que ayuda a desmantelar redes criminales.

Las noticias sobre desapariciones de refugiados han sido una constante en los medios en los últimos años. Ahora, parte de esas desapariciones tienen una oscura explicación

A finales de 2015 el número de refugiados y desplazados alcanzó un nuevo récord: más de 65 millones de personas han tenido que abandonar sus casas por culpa de la pobreza y la violencia.

Las confesiones que Atta está realizando ante la Fiscalía de Palermo, permitieron el arresto de 38 supuestos miembros de la red a la que pertenecía el ex traficante.

Atta ha confesado a la policía italiana que los migrantes que no pueden pagar a los traficantes el viaje de África a Europa son asesinados para traficar con sus órganos. “Los que no pueden pagar el viaje por el Mediterráneo se venden por 15.000 euros a grupos de traficantes, especialmente egipcios, que están equipados para extraer órganos”, ha declarado.

La operación ha descubierto células mafiosas dedicadas al tráfico de personas en el norte de África, Roma, Palermo, Agrigento y otros lugares de Europa.

Se calcula que alrededor de 360 mil niños huyeron de sus países de origen sin sus familias. Niños de Siria, Afganistán o Irak que viajaron solos a la búsqueda de asilo en Europa. Presas fáciles para las mafias dedicadas al tráfico de personas. Sin ir más lejos, más de 6.000 niños solicitantes de asilo desaparecieron durante 2015 solo en Alemania.